viernes, 8 de abril de 2016

Las nuevas ideas económicas del siglo XVIII

Hasta mediados del siglo XVIII, el mercantilismo [1] era el sistema económico imperante en Europa.
En la segunda mitad de esa centuria algunos escritores, compenetrados de la filosofía ilustrada, formularon nuevas ideas. Fueron los economistas, cuyas teorías eran similares a las de los filósofos políticos, por cuanto postularon:

- reducir al mínimo la intervención del Estado en la economía y
- conceder al individuo la máxima libertad de trabajo y de comercio.

Los economistas partidarios de las nuevas doctrinas se agruparon en dos principales escuelas: la fisiócrata [2] y la liberal.

Los fisiócratas.

Los fisiócratas trataron de demostrar la preeminencia de la agricultura sobre el comercio y la industria, pues sostenían que solo la tierra, la Naturaleza, es la fuente del progreso económico.
Además, afirmaron que las sociedades humanas están regidas por un "orden natural" y, por tanto, rechazaron la intervención del Estado y defendieron la "libertad de acción".
Los economistas franceses Quesnay y Gournay son los principales representantes de la escuela fisiocrática.

 Quesnay por Jean Godard Chevallier
(1745, Palacio de Versalles Centro de Investigación)
François Quesnay
(1694-1774)

Médico de Luis XV, expuso los fundamentos de la nueva escuela en su obra titulada El cuadro económico.

"La tierra- escribe- es la única fuente de todas las riquezas, porque el cultivo de la tierra produce todo lo que puede desearse... Pobres labradores, reino pobre. Reino pobre, rey pobre".

Conviene destacar que por labradores entiende a los contratistas que hacen trabajar a los obreros.


Vincent de Gournay
(1712-1759)

Discípulo del anterior, consideró a la industria- además de la tierra- como fuente de riqueza.
Reclamó la abolición de todas las trabas impuestas por el Estado a las actividades económicas, pues sostuvo que el gobierno debe limitarse a contemplar impasible la libre competencia. Formuló una famosa frase que resume no solo su doctrina, sino la de todos los fisiócratas:

"Dejen hacer y dejen pasar; el mundo camina solo." [3]



Los liberales. 

La escuela liberal, que también se conoce con el nombre de "clásica" o "individual", reconoce como fundador al profesor escocés Adam Smith (1723-1790).
Adam Smith en el billete de 20 libras, Banco de Inglaterra.
En su famosa obra titulada La riqueza de las naciones, sostuvo que el trabajo, en cualquiera de sus aspectos, es la única fuente de riqueza.
Consideró que la economía está regida por leyes naturales, que el hombre no puede ni debe modificar. Criticó al mercantilismo y culpó de su fracaso a las trabas impuestas por la intervención del Estado.
Bregó por asegurar al individuo la más amplia libertad de trabajo (por eso se llamó escuela liberal), única forma de garantizar el éxito de su acción.
Desde su punto de vista, la desigualdad económica entre los individuos (pobres y ricos), es consecuencia del "orden natural",  y es también factor de progreso, por cuanto origina una lucha de igualación.
Las doctrinas de Adam Smith ejercieron una gran influencia en los siglos XVIII y XIX y valieron a su autor el título- un tanto exagerado- de "Padre de la Economía Política".

FUENTE:
COSMELLI IBÁÑEZ, JOSÉ: Historia moderna y contemporánea, 15ª ed., Bs. As., Troquel, 1968, pp. 257- 259. (adaptación)
Los clásicos no pasan de moda.



[1] Sistema económico en el cual los metales preciosos constituyen la riqueza esencial de los Estados. El mercantilismo se desarrolló en los siglos XVI y XVII como consecuencia de los descubrimientos de minas de oro y plata en América; el mercantilismo consideraba que el comercio de exportación debía superar al de importación para evitar la salida del país de metales preciosos".
[2] El término deriva de dos palabras griegas (fysis y cratos) y significa "gobierno de la naturaleza".
[3]  “Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même.”

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