domingo, 23 de junio de 2019

La Revolución de Mayo en el contexto político y económico

Luego de una agitada semana, el 25 de mayo de 1810 los grupos patriotas forzaron la renuncia de Baltasar Cisneros y establecieron la Primera Junta de Gobierno. La Revolución de Mayo fue parte de un largo proceso que se produjo simultáneamente en todo el continente americano. 

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El 25 de mayo de 1810, cuando el Cabildo de Buenos Aires formalizó su autonomía- en el marco de la ocupación de casi toda España por las tropas de Napoleón Bonaparte-, se puso en marcha simultáneamente el proceso de independencia de las colonias hispanoamericanas.

En el caso de la Primera Junta surgida del Cabildo Abierto del 25 de mayo, jugaron un rol decisivo no solo los criollos como el altoperuano Cornelio Saavedra, los bonaerenses Mariano Moreno, Manuel Belgrano, Juan José Paso y Juan José Castelli, sino un vasco descendiente como Miguel de Azcuénaga y los catalanes Domingo Matheu y Juan Larrea.

"Primera Junta", de Francisco Fortuny (1910).
Izq. a der.: Belgrano, Castelli, Saavedra, Azcuénaga, Larrea, Matheu, Alberti, Paso, Moreno.
Ya un año antes, en 1809, otro vasco, Martín de Álzaga- ejecutado en 1812 por una denuncia de conspiración no probada de Bernardino Rivadavia-, héroe en las Invasiones Inglesas y un financista del proceso revolucionario, se había pronunciado en favor de la Independencia.
Incluso el clérigo cordobés Miguel Calixto Del Corro, luego rector de la Universidad de Córdoba, había lanzado un manifiesto en igual sentido en el que señaló: "Es ya un dogma político que la autoridad de los Reyes emana originariamente de la voluntad de los pueblos".

Pero el rol de la Iglesia Católica no se limitó únicamente al sustento ideológico. Representada de hecho en la Primera Junta por el sacerdote Manuel Alberti, vocal de la misma, continuó participando al punto que, en el Congreso de Tucumán que declarase la Independencia el 9 de julio de 1816, de los 33 diputados enviados por las diferentes provincias nada menos que 15 eran clérigos (a los que posteriormente se sumaron otros seis).
"Congreso de Tucumán", ilustración de George Roux
En el proceso revolucionario, fue importante el contexto internacional no solo por la expansión del imperio napoleónico y su ocupación de España, sino por la grave crisis económica que ya sufría ese país desde muchos años atrás arrastrando a sus colonias; importa recordar que con la Invasión Inglesa a Buenos Aires en 1806, si bien la misma fue repelida, los agresores lograron llevarse más de 1 millón de libras de plata que fueron a las arcas de Inglaterra.

España, con los reyes borbones, había abandonado el desarrollo industrial para apostar al rol de proveedor de lana para las industrias textiles belga y británica, mientras recibía los metales de México y el Alto Perú (que en este último caso dieron lugar a la fundación del Virreinato del Río de la Plata con capital en Buenos Aires).
La ciudad y el puerto de Buenos Aires en 1794. En el centro se observa el fuerte, mas atrás el cabildo, la iglesia y la catedral. 
La situación económica del Virreinato del Río de la Plata era muy delicada en mayo de 1810, de manera que una de las primeras medidas adoptadas fue establecer la libertad de comercio para mejorar la recaudación aduanera- aunque de hecho ésta ya había sido admitida en 1809 por el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, lo que fuera avalado por Mariano Moreno en la "Representación de los Hacendados".
Romper la dependencia monopólica con España era un reclamo de parte de los productores de cueros, que pretendían vender a los industriales británicos. Los comerciantes criollos mantenían la relación con sus pares británicos desde 1713, cuando éstos pasaron a manejar el comercio de esclavos en las colonias españolas.

"Shipping Hides at the Customs House", de Emeric Essex Vidal, 1820
Se ve la aduana original y los grandes carros que llevan cueros para exportación.


Belgrano- desde su cargo en el Consulado-, había intentado impulsar el desarrollo del Virreinato con una serie de medidas que, en algunos casos, como el de la creación de una flota mercante propia, recién pudo concretarse mucho tiempo después.


Por su parte, Feliciano Chiclana, que en un principio sostuvo al monarca apresado Fernando VII, impulsó que se concursaran los cargos públicos entre criollos previa convalidación de su honestidad, en circunstancias en que la mayor parte de los funcionarios era española.

En el continente ya se habían producido otros procesos independentistas a partir del Siglo XVII, como la República de los Palmares (poblada por ex- esclavos africanos, que ocupó por un siglo el actual estado brasilero de Alagoas); la actual República de Haití, cuyo apoyo fuera importante para la gesta del libertador Simón Bolívar, descendiente de vascos; la creación en 1776 de los Estados Unidos bajo la conducción de George Washington, y la rebelión de Túpac Amaru en Perú, considerado el movimiento social más importante del periodo colonial.

Tanto la independencia estadounidense como la posterior Revolución Francesa, habían calado hondo en varios de los impulsores del 25 de mayo, tanto que desde entonces los actuales territorios de la Argentina y del Paraguay se convirtieron en los únicos en Hispanoamérica que nunca más fueron re- colonizados.


Del Corro, Fernando:   “El 25 de mayo de 1810, punto de partida de la independencia hispanoamericana”, en
(Fragmento adaptado)